Probablemente nos esté observando desde el cielo estrellado del camino de Santiago, y nos siga acompañando de “otra manera” el Domingo de Ramos, cuando a los sones de Reina de San Juan se levante el trono de su “Lágrimas y Favores”, a la que portaba desde hace más de veinte años, y lenta y cadenciosamente avance por la nave de San Juan a ese pasito que Picasso tan bien conocía.
El equipo de trabajo, los portadores y el submarino de Lágrimas nos quedamos con una pena honda y probablemente irreparable. Son tantos los recuerdos…pequeños, cotidianos, sencillos y humildes, como era Manolo. Su risa exagerada e inconfundible, sus ¡olé!, su alegría permanente, sus silencios en el trono que tanto se hacían notar, su manera de cogerse al varal y cerrar los ojos y bailar con el pasito Lágrimas… Su ejemplo en el trabajo y su lealtad incuestionable hacia su condición de Fusionado de San Juan, hacia su Cristo de la Exaltación, hacia su Lágrimas y hacia todos los titulares. Porque si HAY quien puede hacer gala de la esencia diversa de nuestra hermandad ese es Picasso… FUSIONADO hasta la muerte, como él decía.
Pero se quedaba corto: fusionado seguirá siendo allí arriba y estará el Domingo, el Miércoles y el Viernes Santo, en Feria y en cada momento…
No obstante, aunque te sintamos con nosotros… te echamos de menos…