Estábamos todos reunidos en la casa del que hoy es nuestro flamante fiscal. Tratábamos de decidir nuestro futuro. Todavía nos encontrábamos en las postrimerías de la época estival, y la resaca de la primera salida en el trono procesional en el que tenía que haber sido el último Rosario de la Aurora de Mª Santísima de Lágrimas y Favores nos había dejado flotando en una nube, sin capacidad alguna de respuesta. Había que dejar sentadas las bases de nuestra estación penitencial.
Partíamos de dos premisas, por un lado el Rosario de 2004 debía haber significado el último. Por otra parte después de esta primera salida todos habíamos quedado convencidos, incluidos los más escépticos, de que Lágrimas no podía salir el Miércoles Santo, que su día de salida debía ser el Domingo de Ramos.
Pero ahora se nos planteaba un dilema, esta convicción que ya había arraigado en todo el grupo debía hacer cuerpo también en la cofradía y sabíamos perfectamente que el entonces Hermano Mayor era partidario de que Lágrimas, cuando saliese en procesión, debería hacerlo el Miércoles. Esta era también la opinión más arraigada dentro de la hermandad.
¿Pero, cómo transmitir este sentir del que estábamos profundamente convencidos?. La opinión generalizada fue que habría que exponer todas las razones que esgrimíamos para justificar la salida en ese día, pero además pensamos que para que de alguna manera estuviesen obligados a escuchar, la exposición debería hacerse de tal manera que obligase a no interrumpir las alocuciones, por lo que se pensó en realizar una presentación utilizando medios técnicos, que fuera expuesta por uno de los hermanos, en esta ocasión tuve yo esa encomienda, y que se intentase sembrar para después recoger aunque hay que reconocer que había mucha desconfianza sobre los resultados.
Conseguimos una audiencia ante el sanedrín de la cofradía y en esa reunión se expusieron con suma claridad todos aquellos aspectos que habíamos considerado hacían absolutamente inviable que Lágrimas saliera el miércoles santo, aspectos logísticos, históricos, de crecimiento, etc. y además estaba la tradición que nos decía que el domingo era el único día en que se realizaba o había realizado culto externo a nuestra imagen.
Quizás Ella abrió ciertos oídos, quizás la fe y el convencimiento que pusimos ayudaron, quizás desde arriba hubo alguna pequeña ayuda, el caso es que se nos abrió una posibilidad desde dentro de la cofradía. El primer obstáculo estaba salvado. Ahora quedaban largos recorridos hasta llegar a buen puerto. Lo que habíamos quedado debería plasmarse en los nuevos estatutos, debería aprobarse por el Obispado y ser la Agrupación de cofradías la que diera el beneplácito para que nuestra Virgen pudiera procesionar por Málaga dentro del recorrido oficial.
Los plazos no iban a ser tan cortos como creíamos, de hecho esa siguiente Semana Santa volvimos a realizar una salida en la mañana del Domingo de Ramos sin incluirnos aun en la dinámica agrupacionista, siempre además con problemas en los recorridos, contando con escaso tiempo para mantener a nuestra Virgen en la calle, pasando en suma más obstáculos de los previstos pero empezando a dejar en la calle un sello que nos ha ido acompañando hasta hoy día. Momentos como el paso por calle San Juan empezaban a convertirse en un clásico en nuestro escaso devenir, en espera de poder contar con las oficialidades pertinentes.
Nada fue fácil, conversaciones con el obispado, un seguimiento estrecho a la redacción de los nuevos estatutos y por fin en la cuaresma de 2006, con la actual junta de gobierno dirigiendo ya los designios de nuestra corporación, llaga la decisiva junta de la agrupación donde debía otorgase el esperado placet. Recuerdo que esa noche todos rondábamos las calles cercanas a la sede del máximo organismo cofrade, en algún bar del entorno apurábamos alguna bebida mientras mitigábamos la espera.
Al final unas llamadas telefónicas desde el interior constituyeron la válvula de escape a nuestras tensiones, habíamos sido admitidos tal y como queríamos dentro del Domingo de Ramos, y sin embargo nada había sido fácil, tan sólo un escaso puñado de votos había significado la diferencia entre el éxito y el fracaso. Nuestros estatutos habían incluido la salida en procesión en la tarde-noche del Domingo de Ramos, la agrupación nos había situado abriendo la tarde de ese día en un horario extraño donde debíamos discurrir con ligereza y a veces con parsimonia para convertirnos en un colchón entre cofradías. Daba igual y la prueba de ello fue el maravilloso estreno por recorrido oficial y una bajada por calle carreterías como jamás haya visto yo hacer a cofradía alguna.
Estaba claro que nuestra entrada no había dejado indiferente a nadie e incluso podía despertar ciertos recelos, de hecho el año siguiente tuvimos que renegociar el horario con las cofradías del domingo, bueno quizás no sea lo más apropiado llamar negociación a aquello, el caso es que volvíamos a salir por la mañana en contra de nuestros deseos, y sin embargo estábamos dispuestos a adaptarnos a cualquier contratiempo, horario o adversidad. Quizás, decíamos, no esté en nuestra mano elegir tanto y sea Ella realmente la que decida. En este horario nos mantuvimos en 2007 y 2008 y en ninguno de los dos años fuimos incluidos en el cartel de las hermandades del Domingo de Ramos.
No importaba, comentábamos, el derecho nos asistía a salir el Domingo de Ramos, como así lo había aprobado nuestra cofradía, el obispado había ratificado los estatutos y la agrupación había otorgado su beneplácito. Todos los escollos normativos y protocolarios se habían superado y realmente creíamos que la aceptación de las cofradías del domingo era sólo cuestión de tiempo, había que tener paciencia.
Ahora por fin ha llegado, el miércoles de ceniza nos encontraremos con que no solamente Lágrimas ha pasado a formar parte de este grupo de hermandades que tienen en común el procesionar el día que abre nuestra Semana Santa sino que en un magnífico gesto va a ser Ella quien presida el cartel. Y además, en una magnífica elección, un cofrade de Lágrimas, mi amigo Antonio, será el encargado de hacernos pasar unos minutos que con toda certeza deberemos dejar grabados en el disco duro de nuestra memoria en los que sin duda serán momentos emotivos y comprometidos.
Si, decíamos que no importaba no salir en los otros carteles, pero ahora decimos que si importa salir en este. Contábamos con todos los permisos y derechos pero faltaba el cariño y la aceptación definitiva de las hermandades del domingo. Ahora, sin que exista ningún pero, podemos gritar a los cuatro vientos, Lágrimas, Fusionadas es hermandad de Domingo de Ramos.
José Carlos Márquez